La crisis económica tampoco perdona al fútbol. Los traspasos astronómicos quedan ya sólo para los clubes más grandes, Barcelona y Real Madrid. Dentro de la denominada clase media, cada cual lucha con las fórmulas a su alcance para capear el temporal. Y esta tónica, apreciable sobre el terreno de juego, también se proyecta en la grada. Valencia y Levante figuran entre los clubes que más abonados han perdido respecto a la pasada temporada. También estaría ahí el otro grande de la Comunitat, el Villarreal, de no ser por el revulsivo que ha significado la clasificación para la Champions League, dinamizadora de la venta de pases.
El Valencia cerró hace unos días su campaña de abonos con 39.000 socios. La cifra no es mala (está entre las más altas de la Liga BBVA), pero queda lejos de los 42.000 de la pasada temporada. Cuando empezó todo este proceso la idea inicial era llegar a 45.000 abonados. La realidad pronto rebajó las expectativas.
El nuevo techo, más moderado, se fijó en 40.500. Y tampoco se logró, a pesar de que el club ha puesto en marcha numerosas iniciativas para lograrlo, con descuentos si se consigue que un familiar se asocie, con entradas más baratas, con una Champions más económica... Pero ni con esas. La crisis ha podido más que todo eso, hasta reducir el número de abonados en algo más de un 7% (3.000 abonados)...
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