Si Guardiola dice que lo normal es que el Barcelona no gane título alguno y Mourinho replica que la intención del Real Madrid pasa por asegurar la permanencia, mi amigo el valencianista se pregunta por qué él no puede gritar a los cuatro vientos «¡Aquí estamos nosotros!», sin que le tachen de irónico, como les ha ocurrido a los dos Pepes.
Pues claro que sí. Si durante dos años consecutivos el Valencia ha sido el mejor equipo del segundo grupo, cuando los favoritos, que son los dos más ricos, se ponen la piel del cordero, si se puede habrá que aprovecharlo, ¿no?
Treinta y ocho jornadas es un mundo, aunque lo que va delante, va delante. Pero de la misma manera que no hay que lanzar las campanas al vuelo por estar en cabeza, tampoco es de recibo eso de que un todopoderoso que viene acaparando títulos se refugie en el recurso de la sorna en cuanto le han venido un par dobladas, porque al final de la corrida, después de tantas goleadas, si realmente acaba en blanco, se le podrá buscar el rubor. Y a Mourinho, después de lo de ayer, también se le puede decir que no se descuide...
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